Los probióticos son cultivos de un solo microorganismo o de varios, que, suministrados a los animales, afectan beneficiosamente al mismo mejorando las propiedades de su flora intestinal.
El objetivo del uso de probióticos es controlar el balance de la flora intestinal suministrando ciertas cepas de bacterias beneficiosas.
Los géneros más utilizados en producción animal son Lactobacillus y Enterococcus
Inicialmente, el Probiótico compite con las bacterias patógenas por los nutrientes y los lugares de fijación en el tracto gastrointestinal, haciendo más difícil la colonización del lumen intestinal por estos patógenos; además, algunos probióticos producen bacteriocinas (antibióticos naturales) con el fin de ser predominantes en el lumen intestinal. La interacción de estos dos efectos consigue una regulación del ecosistema microbiano. Asimismo, los probióticos ayudan a digerir la dieta, de dos formas: produciendo enzimas y estimulando la secreción de enzimas propias del animal (Sieo et al., 2005).
Los probióticos son células que degradan carbohidratos a través de diferentes rutas bioquímicas; el producto final de esta degradación es normalmente un ácido graso de cadena corta como el butírico o ácidos orgánicos como el ácido láctico, así como otros metabolitos como el peróxido de hidrógeno o incluso vitaminas. Los ácidos orgánicos acidifican el lumen, y, al mismo tiempo, son una fuente de energía para los lactobacilos; además la producción de los ácidos grasos de cadena corta se ha relacionado con la mejora de la integridad de la mucosa y con el incremento de la resistencia del intestino a las enfermedades (Sakata e Inagaki, 2001).
Más allá de estos modos de acción, el uso de probióticos en la primera fase de la vida del animal ayuda a regular el sistema inmune (Madden y Hunter, 2002).
La capacidad de algunos microorganismos de estimular y reforzar la respuesta inmune de los animales frente a las infecciones ha sido probada en diferentes estudios (Cross, 2002). Incluso teniendo claras estas acciones, el ecosistema microbiano es muy complejo y a menudo el efecto de la adición de probióticos es impredecible.
El refuerzo de las bacterias beneficiosas provoca un decrecimiento de los conteos de bacterias que producen componentes putrefactos (amoniaco, sulfuro, fenol, etilfenol, escatol o indol) y por ello se puede esperar que haya un descenso en la cantidad de componentes de los olores fecales implicados en la carcinogénesis.
En este tenor el Bacillus amyloliquefaciens CECT 5940 se encuentra esporulado, es termo resistente y procede de una cepa no emética, ni tóxica, ni tiene genes de resistencia antibiótica de Bacillus. Debido a que no es absorbido por los animales no representa ningún peligro para ellos ni para el medio ambiente, es un microorganismo que produce gran cantidad de enzimas y pueden encontrarse libres en el medio de cultivo “in vitro” este hecho permite también tener una mejor digestión de los ingredientes ayudando así a reducir la variabilidad de las materias primas.
El Bacillus amyloliquefaciens produce una gran cantidad de xilanasa, contribuyendo a la degradación del arabinoxilanos de los ingredientes, tema por demás crucial, ya que hoy en día las cantidades de arabinoxilanos provenientes de materias primas que son usadas generalmente para la manufactura de alimentos, son elevadas y tomando en cuenta que las aves no tienen la capacidad de hidrolizar estos arabinoxilanos suplementados, entonces tenemos como consecuencia un aumento favorable en la viscosidad del alimento y por consiguiente una fácil colonización de bacterias.
Ecobiol®️ es un probiótico que consiste en una cepa natural de rápido crecimiento Bacillus amyloliquefaciens CECT 5940, con una capacidad inherente para producir metabolitos secundarios y ácido láctico, que pueden influir en las interacciones entre diferentes poblaciones bacterianas.
Ecobiol®️ un producto elaborado por Evonik, Distribuido por Animal Pharm
Artículo elaborado por:
Roberto Santiago, Technical Services. Animal Nutrition. Nutritional Care. Evonik México.